martes, 7 de junio de 2016

Miedo.



















Rabia. Todo lo que tengo es rabia. No sabía que podía estar llorando sal y azufre.
Me revuelvo en estos huesos frágiles llenos de nada, pura nada, y suspiro hondo y oscuro.
Pensé que siendo flor nunca tendría espinas, y que tú, teniendo manos nunca darías miedo.

No sé qué hacer con este grito que no sale, con este escalofrío que me sube, produciendo en
mí un tembleque desde el dedo meñique del pie hasta la barbilla, igual que la de mi madre, como
si a partir de él pudiese bailar y sonreír de medio lado.

Miedo. Todo lo que tengo es miedo. Me replicas y me dices que no puedo estar llorando este líquido
viscoso llamado deseo, poder, fuerza. Que recoja del suelo ese pañuelo lleno de rojo sangre y lo tire por la ventana. 
Que tú no te quieres manchar, que yo no debería ensuciarme.


Parece que a veces sólo queda escribir en diarios y luego comerterlos. Enfriar la lengua y luego mordertela. 
Preparar la cara para el dolor de un martillo, y luego besarlo, y luego quererlo.

martes, 29 de julio de 2014

Lo que no te dije.


Nunca pensé que dejaría de fumar, una mañana desperté y no había ceniza en mis rodillas, ni labios agrietados comiéndome el cuello, ni una sola palabra con voz ronca o vasos de agua en las esquinas, pero lo hizo. Temía que las camisetas de algodón se quedaran amarillas, y que solo usase camisas, con los cuellos bien planchados, sin una arruga donde apretarle fuerte, pero las cambió. Pensaba en hablarle de nosotros y de mi risa, de como me había roto la goma de las bragas, o del carmín de sus mejillas, pillarle por banda y dejarle rendido, pero no quiso. Me dejó en ascuas pidiendo una cerveza, subiéndome por las piernas, prefiriendo unos labios en verano llenos de sal.

No estoy triste como mentira predilecta -'Cigarrillos como forma de vida'- le digo, y desaparezco entre la espuma de mi vaso,
-'Podría ser del agua'- le digo, y aún sonando un Rock n' Roll no siento los tobillos.
No hay nada atrás -'Pero tú me tenías'- me dice, y las medias oscuras se rompen cuando bajo de la silla,
-'Intento olvidarte'- le digo, y agarra dos tequilas calientes para hacerlo más fácil.
-'Probé a escribirte una carta'- le digo, y se saca del bolsillo la tapa de su buzón llena de óxido,
-'Te dejaste el pintalabios puesto'- me dice, y le limpio el rojo de la cadera.
-'Quiérete'- me digo, y me quedo dormida no sé hasta cuando, pero lo hago.

Quiéreme, te pido, pero no lo haces.

lunes, 30 de junio de 2014

Notas

Él sabía cuando cruzó la puerta y sonó la campana, que no quedaban reliquias como esa. Pelo liso fino, color heno, manos pequeñas y sonrisa señalando a su ojo izquierdo. Vestido corto, labios rojos que escuecen y cuello que se hunde. Pero el precio aumentaba conforme rozaban los vasos la mesa de madera, mientras la guitarra chirriaba cientos de nombres sin apellido, contratos temporales de besos en verso, de sal sin tequila, de bragas mojadas y cinturones rotos.
Se oía un tic tac suave, tarareando pensamientos que se gritan con la boca sellada, y que un abrir sin cerrar de ojos te besan y te dejan la piel llena de calambres. Llévatela, o quédatela para siempre, olvídala o escribe cien poemas, pero tiene entre las piernas el peligro de cien velas al lado del gas, el miedo de hundirse en la piscina por el lado más hondo, una carta sin sello, una cartera sin cuero, un rosal sin espinas, clavándose dentro, suspirando profundo, queriendo de más.
No se puede jugar todo a un número pequeño de anhelos, a la sombra de tu figura en la cama, a un comodín, si hay que apostar, apuestalo todo, juégate el cuello, arrastra tu culo, y quédate el premio, ella amándote una noche más o una vida entera.

miércoles, 4 de junio de 2014

Sink.

Tan difícil era aguantar al final del precipicio que él echó a volar, dejando pocas pistas en la tierra y ni una pluma flotando. Yo que creía que en este viaje había hueco para dos, que no hacía falta buscar respuestas en mapas, que teníamos todas las reservas hasta arriba, que nos calmábamos la sed con la boca.

Pero el cielo es grande y lleno de nubes, y a veces cuando subo la cabeza le imagino recorriendo la osa mayor de lado a lado, jugando en las puntas, como con mi pelo, esquivando tormentas eléctricas, como su piel.

Si pudiese encontrar las coordenadas para volver a verle, allá en lo alto, apagaría los faroles que quedan aquí abajo, y emprendería una marcha sin norte, yendo hacia el sur, donde una vez me preguntó que si en el centro de esta tierra podría encontrar refugio, que quizá, no muy tarde ni muy lejos, hallaríamos la forma de hacer que el sol nunca se marche, de que siempre quede luz en esta historia de matices.

Hoy la luna se las calla y arriba sólo queda un mar lóbrego de estrellas.

sábado, 3 de mayo de 2014

martes, 8 de abril de 2014

Patient.

Sólo espero que algún día, cuando hayamos aprendido a vivir, y tú sientas que el sol te quema cuando sales y no estoy, y se me congelen las piernas cuando entre y no te vea, justo en el momento en que mis calles sean tus calles, mi café molido tu expresso, mi armario y tus camisas, tu puerta y mi pomo, tus llaves y mi llavero, puede que ese día que para mi no es lejos y para ti es kilometros, podamos querernos de forma que seas tú y yo tuya, que seamos hasta siempre y desde ahora, que falta tiempo y sobra espacio, que yo espero, sólo queda tú asientas. 


Hasta entonces me quedo contigo y antes, conmigo y luego, con lo que llegue, con lo que vayas. 

viernes, 14 de marzo de 2014

ÉL






Hoy me dispongo a hablar de él, del chico de mis sueños o el hombre de mi vida, como queráis verlo.
¿Sabéis esta sensación cuando viajas por la carretera y de repente una pequeña colina hace que 
el estomago te bote de arriba a abajo muy rápido, produciendo vértigo, o cosquillas, según se mire,
y que ya llevas unos segundos con esa sensación y sonríes? Eso me pasa cada vez que él me llama 
preciosa. 

Él tiene unos rizos preciosos color café, más bien grandes, en los que poder enredar los dedos pero sin que se queden pillados. Por verano los lleva cortos y en invierno a veces consigo verle con ellos un poco largos. 
Siempre se chupa los labios cuando va a decir algo sarcástico o antes de guiñarme el ojo derecho, creo que el izquierdo nunca lo usa. En la vida he visto unos labios más besables que los suyos. Me da envidia porque tiene las pestañas mucho más largas que yo, y eso no es justo sabéis, yo soy la chica y me merezco ese derecho, pero es que encima, tiene una espalda ancha donde una se queda dormida al igual que con un sedante.
Muchas veces en la cama, mientras se revuelve buscando el diminuto trozo de manta que le concedo cuando dormimos juntos, me abrazo a su pecho desde atrás y le doy pequeños besos desde los hombros hasta donde me permite mi postura modo koala.
Jamás le habéis visto desnudo. Eso sí que es un espectáculo. Piel blanca que deja ver cuando me paso de la ralla con la lengua. Piernas largas, manos grandes. Tiene un culo normal pero que cuando se pone de pie y cocina sin ropa dan ganas de romperlo a mordiscos. Cuello ancho, unas clavículas jodidamente bonitas, esa cadera que me pierde, y lo que me guardo para mi obviamente.

Él sabe cómo tratarme, conoce perfectamente cuando me enfado y cuando no, cuando quiero sexo y cuando estoy mimosa, también sabe cuando tengo sueño, aunque eso no es mérito suyo ya que me dan calambres cuando se me cierran los ojos. Él es bastante maduro, aunque muchas veces no sabe lo que quiere, eso sí, nunca he visto trabajar más a nadie en mi vida. Y me encanta cuando le brillan los ojos contándome cosas que le apasionan. Números por aquí, lenguaje técnico por allá, que si hemos desarrollado esto, arreglado lo otro, más números... Yo le miro con cara de idiota pensando, joder, no sabes cómo me estás poniendo, ¿por qué tendrás que ser tan inteligente? 
Se lleva muy bien con su madre y se merece el cielo por ello, no todos los hombres saben cuidar bien a una mujer y él lo hace por dos, conmigo tres. Ambicioso en ocasiones y reservado en otras, menos cuando se queda metido entre mi cuello y la almohada diciendo ñoñerías de niños de patio. 
Tiene un humor absurdo como el mío, aunque en ocasiones me mire con cara de 'Olaya, estás loca'. Nos gusta reírnos de tonterías y mandarnos fotos de gatos. Sabe que nunca podríamos tener uno porque acabaríamos por olvidarnos de él (yo espero intentarlo) mientras que nos comemos a besos en alguna esquina de la casa deshidratados y luchando por ver quién se levanta a por agua.

Él es un chico que cuida a los suyos, que tiene mucho amor dentro, y que no se merece nada malo en esta vida, porque se ha ganado una sonrisa diaria. 

Que el camino sigue listo para ti, cariño, que ya sabes cómo encontrarme o encontrarte. Que vendrán tiempos mejores. Que me la suda que no creas en Dios, que quiero ser tu ángel de la guarda.

martes, 18 de febrero de 2014

'Me quieres demasiado'




Si pudiese describir cuánto te quiero, se me acabaría el abecedario de todos los idiomas. No es que no pueda escribir lo bonitas que se vuelven tus manos cuando tomas café, no me cuesta nada detallar lo mucho que crecen tus pestañas cuando duermes o lo grandes que se ponen tus ojos cuando me cuentas algo que te apasiona. Pero es todo el amor que te tengo que siempre me quedaría corta, siempre me faltaría algún adjetivo, y lo intento. A veces pienso en correr gritando lo enamorada que estoy de ti o escribir una saga interminable de sucesos donde me muero por nosotros. También sé llorarte a mares deshaciendo mil pañuelos. Tengo tanto amor, que no me cabe ya en este corazón. Préstame un trozo del tuyo, intentemos que no se pierda, suma y sigue.  
Que si pudiese te querría hasta quedarme sin huellas, sin tinta y sin voz. 

domingo, 19 de enero de 2014

Mi otra mitad.







Si alguna vez te sientes solo, para, sal y mira los relojes cómo dan vueltas sobre si mismos, sal y recoge el camino de rosas que he preparado para ti, todas ellas sin espinas, bien cuidadas, todas ellas se dirigen a mi cama, sal y toca las paredes, suaves para que no te hagas daño.

Si alguna vez me siento sola, pararé, saldré y le daré demasiada cuerda a los relojes, saldré y dibujaré rosas en las baldosas con tiza roja, hasta llegar a tus casa, saldré y lijaré las paredes hasta que tengan tacto de labios.

Si alguna vez te sientes solo, para y recuerda que no hay nada en esta vida que nos separe, ni la poca mecha de un mechero, ni la última hoja de un cuaderno, ni el poso de un café, ni la esquina de un edredón en invierno, porque si alguna vez te falta algo, pararé, saldré y recorreré aceras y carreteras, peajes, desvíos, rotondas, barrios, pasadizos, puentes y estaciones, y te daré todo lo que te falte, para acabar el puzzle que somos.

Si alguna vez me siento sola, ya sé que no me hacen falta caminos reales, ya sé cómo encontrar a mi otra mitad.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

On the road.



¿Cuando pasas por una mala racha, se llega a acabar la carretera? Quiero decir, si las lineas curvas, se vuelven rectas, si los postes de luz alumbran, si los baches se tapan y las señales se palpan.
Porque llevo descarrilada varios meses, hundiéndome en mi propio fango, con las piernas mojadas hasta las rodillas y un corazón que no arranca.
No mienten cuándo dicen que el camino es más tedioso si cargas con mil maletas de preguntas, o quizá, sólo lo digo yo, no lo sé, ¿y tú?, ¿yo?, ¿alguien lo sabe?
Hacer autostop hacia la autoestima es más duro de lo que creía, y cuando el ánimo me recoge resulta ser un viejo pervertido.

martes, 26 de noviembre de 2013

Loneliness.

Las aceras se calientan
Y yo silbo
A los pasos de cebra
Mojados de lluvia

Los peldaños me golpean
Y yo pinto
Los espejos de ascensores
Reflejando tu boca

Y yo beso
Y ellas se agitan

Y yo amo
Y ellos pierden el compás

miércoles, 23 de octubre de 2013

1:00 AM




Esta noche me apetece tocarte en lo oscuro del alma, rozar lo afilada que se pone la luna cuando no dormimos en la misma cama. Apagar una o dos velas, rayar un disco, derramar vino. Me apetece desnudarte suave y tirarte en la cama con sólo un dedo, hacerte el amor y luego follarte. 
Son ya horas para tener el pelo despeinado y rimel en la blusa. Ven, que se me antoja apretujarte en tu lado del colchón, robarte mil metros de almohada, hablar como las niñas pequeñas y besar igual que las putas de cuento. Es la noche perfecta para quererte con tus idas y venidas, con tus libros de números, tu colapso mañanero y tus grietas en los ojos. Tengo incluso lencería preparada en el cabecero para antes de ir a dormir, junto a un vaso de leche fría que acabará por el suelo. No puedo más con el calor, sé mi chorro de agua fría.




Te llevo deseando tantas horas que ya se habrá hecho de día.