martes, 18 de octubre de 2011

The past will never change, won't it?


Aquellos días jugando a ser mayores en esquinas protegidas de Madrid, 
que prestan sus lugares al precio de quererse hasta morir.

84


Divagando entre recuerdos, bajo aquellas escaleras en las que hicimos historia, 
recojo del suelo las colillas de al lado de la cama donde nos reencontramos,
me bebo ese último sorbo de cerveza que dejaste olvidado cuando empezaste a besarme,
guardo aquel vinilo de jazz que dejaste puesto antes de invitarme a bailar,
y por último, aparezco justo en esa estación mirando al otro lado del carril, donde un día 
me dijiste adiós con un sonrisa, y allí, me paro a escribirte estas lineas.
Lo peor es, que cuando quiero regresar, la realidad ya me queda muy lejos.

sábado, 15 de octubre de 2011

No fue un sueño.


Running over the same old ground
What have we found?
The same old fears
Wish you were here

Pink Floyd


Piqué al timbre y lo primero que vi, fue a ti, apoyado sobre el marco de la puerta.
Tenías el pelo despeinado, los calzoncillos negros, y entre esa cara de sueño, aparecía
una sonrisa que gritaba mi nombre. Un débil "Buenos días" salió de tus labios, y yo te 
contesté con un beso fuerte en ellos. Acto seguido, te seguí en silencio hasta mi cuarto.
Como un niño pequeño hiciste un remolino de sabanas y mantas, pero se notaba en tu 
mirada cuantas ganas tenías de que te acompañara en tu pequeño juego. 
Un juego peligroso, emocionante, improvisado, lento, fuerte y delicado.
Así me gusta llamar a tu forma de besarme, de abrazarme y de hacerme ver las estrellas.
Hacía calor allí dentro, pero eso no importaba, nada importaba, solo nosotros y nuestras ganas.

Cuento los días para volver a despertarte. 

domingo, 9 de octubre de 2011

I guess I'm not good, I guess I'm insane.


And I hate when you say that I never fight for you
Sometimes you breathe all over my scar
And you always end up closer than close
That's where I give in

Damien Rice


La luz se dispara por encima de nuestras cabezas de una forma escalofriante,
desvaneciendo las últimas palabras que queríamos decirnos.
Es entonces cuando el caos profundo nos invade, 
es entonces cuando no nos besamos, 
y las ramas de los árboles cuchichean entre ellas riéndose de nuestro final.