Tú y tú.

A veces en la oscuridad de una noche tranquila, con sus espirales y curvas, pienso en tu piel, en tu sonrisa atravesando mis pulmones, en tu mirada abriéndose paso a través de mis clavículas. Y es que, cuando el negro azabache reinó en la habitación, un mano, puramente tuya, se deslizó por mi cadera, a la vez que unos labios, infinitamente tuyos, se acercaban a mi boca, que rendida ante el placer, se quedaba tranquila y suave, húmeda, sedada, como las manos que ahora se deslizaban por mi cuello, ese que oyó mil cuentos, ese que ansiaba respirar del tuyo, ese que conoce los andares de tus tobillos, los giros de tus muñecas. Me quedan pasadizos y bosques para encontrar otros ojos como los tuyos, etéreos, una mandíbula como la tuya, estigia, unos sentimientos como los míos. Porque esto no es un sólo un "te quiero", amor, amor absurdo, es un "Mi día no es especial si no estás tú, no hay música si no estás tú, no hay cine si no estas tú, no hay novelas si no estás tú".