"Prometo devolverte los besos de vértigo que no nos dimos"
Y entonces ella recapacitó, cogió su vestido azul y su diadema roja, se pintó los labios, y como si nada
salió a la calle sin paraguas, para sentirse viva de una vez por todas. No deseaba llegar a ninguna parte.
Corrió salpicando sin importarle a la gente que se cruzaba con sus tacones de aguja. Le sonrió a la vida
como no lo había echo nunca y cuando estuvo por fin delante de sus ojos negros, respiró, contó hasta 10
y abrió sus brazos de par en par. Porque la respuesta a la pregunta era muy fácil, su utopía era él.
Una historia más ideal, una más bonita.
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