miércoles, 27 de enero de 2010

COLD.



Paseo recorriendo la corteza de los arboles con mis dedos. El vaho se abre paso a través de mi boca como una ráfaga de aire. Me intento ajustar el gorro de lana a la cabeza mientras recuerdos florecen a través de mi mente.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que le vi. Puede que nunca más nos volvamos a encontrar, al menos no como la última vez.

Los dos solos, aquella habitación desconocida para él, un tanto familiar para mí. Mientras rehuía de su mirada fogosa y ardiente pero al mismo tiempo tranquilizadora, océano profundo, intentaba que mis manos fueran al mismo compas que las suyas, creando una dulce melodía, pianísimo, delicadamente, besos tímidos salían de su escondite, mas tarde aparecería la pasión en forma de caricias, susurros en la oreja, mejillas sonrojadas, respiración entrecortada, rodillas temblorosas, falsas promesas de amor eterno salían de las comisuras de sus labios, notas musicales de rock que se perdían entre nuestros cuerpos...
Y aquella ventana abierta, por donde la luz del amanecer nos regalaba un escenario otoñal para nuestra propia obra privada, algo calurosa incluso, abrazos tiernos, besos, besos y más besos...

Sigo caminando sin rumbo, con los labios agrietados y un café ardiendo entre las manos. Como cambian las cosas a veces.

4 comentarios:

  1. Es genial.

    Genialisima, en serio tia.

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  2. ... con una mano en el corazón.

    Fragarante la forma que tienes de expresarte.
    Espero que, si alguna vez te faltan besos, sepan dártelos. Te los mereces.

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  3. Recuerdos melancólicos que sacan el sentimiento más profundo a la luz.
    Me emociona.

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  4. y otras veces en cambio cómo deseas que cambien.

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