viernes, 10 de mayo de 2013

Te extraño.


Nos imagino en los tejados caminando con la mirada baja, dando patadas a pequeñas muescas de tierra que previamente cayeron de las macetas, esas llenas de flores violetas.
Nos imagino girando entre blusas blancas colgando suaves, bailando encima de tablones húmedos, mirando para arriba y para abajo, como la gente de las calles sigue con su vida, comprando el pan muy temprano, leyendo la prensa, con ese sol radiante... 
Pero nosotros estamos tan alto, que la respiración se quiebra, tan alto, que el rocío se congela, tan alto, que las nubes nos envuelven.
Aunque la música llega hasta aquí, y la orquesta posee un violín delicado, una flauta dulce, un saxofón, un piano viejo, y tu voz que la acompaña, pero estamos tan alto...
Nos imagino sentados al borde, de la mano, cabeza apoyada en tu hombro, un vestido que vuela, mis zapatos colgando y tu chaqueta flotando, un beso, muy alto, cada vez más arriba, y más, y más, y llegamos a un punto que no podemos querernos más.

Nos imagino bajando la escalera en silencio, para no despertar a las princesas durmientes, y pisar tierra firme levantando las manos al cielo. ¿Por qué amor? ¿Por qué es tan difícil soñar de puntillas?

1 comentario:

  1. Imaginar a veces es la única manera que tenemos de sobrevivir y seguir a flote.
    Imaginaciones preciosas, por cierto, las que has dejado caer por aquí.
    Tan hermosas como frágil es soñar de puntillas.

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