sábado, 23 de marzo de 2013

With a little help from my friends.





Una noche como hoy, vi tu cara, tan igual, tan diferente. Te miraba y me veía a mi riéndote las gracias, cogiéndote del brazo y obligándote a bailar, bebiendo de tu vaso, invitándote a un cigarro. 
Te observé y sonreí, y me callé, y pensé para mi, no has cambiado nada en este tiempo de cambios. Y entonces  comprobé cómo tenías la misma mirada y los mismos gestos, aún sabiendo que los hacías al aire, y que creabas formas parecidas a mis ojos y murmurabas a los minutos, y los abrazos encajaban como puzzles. 
Lo creas o no, no había agua de lluvia, ni estrellas centelleando, porque era una noche normal, una de esas que dejan una página de historia en el tiempo, que no llega ni a un capítulo, pero fue mi risa nerviosa, y mis sacudidas, y mis pies temblando haciendo del suelo un terremoto, los que crearon el libro perfecto de una historia con dos antagonistas, y fueron tus giros de dedos, el olor de tu pelo y la posición de tus manos lo que nos hizo héroes. 




Dedicado especialmente a Lucía Perez y Mateo Fernandez,
 por ser la chispa de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario